La primera vez que me reuní con Gabo fue gracias a Carmen Balcells. Ella era la agente literaria de ambos y una persona extremadamente servicial. Nos organizó el encuentro en el lobby de un hotel barcelonés. Estábamos al inicio de la década de los noventa, el mundo comunista colapsaba, la URSS había desaparecido, y con ella se esfumó el subsidio a Cuba. Parecía que el régimen de Fidel Castro (en esa época poco se hablaba de Raúl) se desplomaría. Para seguir leyendo…
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