Algunos son obligados por sus padres a mendigar en las calles, detrás de los turistas; otros son arrastrados a lo mismo pero por la pobreza que los agobia y que los hace madurar antes de tiempo, asumen las riendas del hogar y batallan contra esas realidades que pueden condenarlos al mismo destino de tantas generaciones que van dejando atrás y que verán morir en el silencio, en la inmovilidad, en la desesperanza. Para seguir leyendo…
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