En algún que otro puesto de libros viejos de la Plaza de Armas puede adquirirse, a precios exorbitantes, un curioso Álbum de la Revolución compuesto por postales de la insurrección contra Batista. En los primeros meses de 1959, esas postalitas se vendían convoyadas con caramelos y bombones; hoy recuerdan, como fósiles de algún lejano cataclismo, aquel tiempo en que la revolución no estaba reñida con el mercado. Para seguir leyendo…
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