Aquí los dejo con la carta que, desde lo más crudo de los 90s, Almelio Calderón (para algunos «el gran Almelio»), le escribió a José Saramago, a quien había conocido previamente en un encuentro de escritores en España. No dejen de observar las «sutilezas» que imponían aquellos días… Las sutilezas lúcidas, quiero decir.
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