A finales de 1997 tuve la oportunidad de salir de Cuba. Sabía que no regresaría más, tal vez nunca más, never more, como dice el cuervo de Poe. ¿Y por qué never more? Porque me había convertido en un cuervo, un ave de mal agüero que a cualquier pregunta sólo puede responder desde su inmovilidad su respuesta inmóvil: never more. Para seguir leyendo…
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