Asumir la identidad desde el punto de vista de la preferencia sexual se convirtió en una causa de disidencia en Cuba. Pero no siempre fue necesario aparentar lo contrario —también desde el punto de vista sexual—, sino convencer de que se era revolucionario. Aunque a nadie se le permitió gritar a los cuatro vientos que era homosexual, a un grupo privilegiado se le permitió serlo sin problema. Para seguir leyendo…
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