La generosidad del diputado que pinta remos podría costarle la cárcel a otros, especialmente si no son amigos de los Castro, como él. Una generosidad basada en privilegios y dirigida a la propaganda política y a la publicidad y el lucro personal (poseer el único punto de wifi gratis de La Habana en medio de la Bienal, sin duda atraerá muchos visitantes y compradores a su estudio), en realidad es simple corrupción. Para seguir leyendo…
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