En su empeño por restaurar lo bello del castrismo y presentar a Batista como “lo antiestético an sich”, los productores de ‘Cuba: la Revolución olvidada’ consiguen algo mucho más peligroso: actualizar la idea del fascismo; hacernos gozar el proceso ascendente de una tiranía que arranca de una revolución popular; asomarnos a una dictadura en su etapa demagógica y fotogénica; presenciar –en vivo– la espectacular transfiguración de lo político en lo estético que deploró Walter Benjamin. Para seguir leyendo…
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