Poco a poco, casi todas las escuelas en el campo se abandonaron, y se convirtieron, en refugio de marginales y delincuentes, quienes vendían todo lo que quedaba de estas. Como solución al acuciante problema de la vivienda, el gobierno de Raúl Castro encontró una solución al rehabilitar un número de estas escuelas en edificios de apartamentos para los campesinos, que se comprometen a repararlas y garantizar la fuerza de trabajo agrícola. Para seguir leyendo…
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