«El célebre arquitecto francés llevará a cabo un proyecto público en Cuba, pero para ello no ha tenido que someterse a un concurso, como hubiera ocurrido en su país.» Es cierto. E incluso criticable. Pero someter a un concurso a Nouvel ahora parece ridículo. La pregunta es, ¿qué necesidad tiene el arquitecto francés de sumarse al turisteo cultural con la Cuba de los Castro? Da la impresión de que todo el mundo haría cualquier con tal de que le den un pedacito de pastel. ¿De verdad es tan rico el dulcecito comunista? 😉
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