Poco a poco la transición a la democracia se vuelve un imperativo de la gobernabilidad del país. Todo orden social nuevo demanda un nuevo régimen político y en Cuba la sociedad ha cambiado, pero el Estado sigue respondiendo al formato soviético de partido único, control de la sociedad civil y la esfera pública y represión sistemática de una oposición inconstitucional y, por tanto, ilegal. Cualquier modalidad de tránsito democrático requiere de una reforma constitucional, en sus derechos civiles y políticos, que represente más equitativamente a la ciudadanía real. Para seguir leyendo…
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