En esta nueva realidad, la oposición cubana es tratada como superflua. Los políticos estadounidenses que visitaban la isla solían reunirse con los disidentes. Ahora, Rodiles dice que “el contacto es casi cero”. Cuando EE.UU. reabrió el año pasado su embajada en La Habana, se rehusó a invitar a la ceremonia a disidentes importantes como Rodiles o incluso a Berta Soler, la líder de las Damas de Blanco. Para seguir leyendo…
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