Edward Said decía que de un exilio no puede salir un verdadero humanismo. Pensaba Said en la tragedia que entrañaba todo exilio, en la inhumanidad de un desplazamiento forzoso, que a la vez que propiciaba sublimaciones exquisitas como la de Conrad, la de Ionesco o la de Nabokov, cargaba con un origen monstruoso, que no podía sustentar un mito fundacional. Pero la tesis de Said podría complementarse con la del filósofo asturiano José Gaos, discípulo de José Ortega y Gasset (…). Gaos, como ha observado recientemente su biógrafa Aurelia Valero Pie, rechazaba el concepto de exilio, al que contrapuso el de «transtierro», porque aborrecía el espíritu de gueto y el lenguaje demagógico en que degeneraba todo duelo prolongado. Para seguir leyendo…
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