“Desde finales de los 1960, mi amigo Pepe Forte y yo comenzamos, con cierta conciencia estética, a documentar aquellos coches que ya cumplían 20, 25 años y comenzaban a ser históricos”, dice César Beltrán sobre este tema que le apasiona. “Los carros americanos de la Habana eran autóctonos, híbridos culturales, símbolos de supervivencia tecnológica y de resistencia cultural”. Para seguir leyendo…
Responder