En Cuba, tanto la importación como la producción de objetos y otros artefactos destinados al placer sexual están prohibidos por las leyes. No se puede entrar pornografía al país, de ningún tipo y en ningún soporte, pero tampoco en nuestros equipajes y pertenencias podrá ser detectada toda esa gama casi infinita de artilugios diseñados por el ser humano para acrecentar el goce en la intimidad con la pareja o con su soledad. Para seguir leyendo…
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