Moscú, capital del otrora “Gran Hermano socialista” y residencia de cubanos emparejados en la época soviética, es el nuevo destino de los mercaderes criollos. Aprovechando vuelos regulares, que llegan en aviones de fuselaje ancho y con tarifas menores a las que enlazan La Habana con varias ciudades latinoamericanas, el aeropuerto de Sheremetievo es puerto de paso de ropa veraniega, repuestos para autos Lada, enseres hogareños y consumibles para ciertos restaurantes habaneros. Cubanos aposentados en esos lares sirven de guía a sus compatriotas; que buscan, por pocos días, alojamiento, compras y —si hay chance y dinero— algo de diversión en la urbe eslava. Puede parecernos orwelliano, pero tal cual son las reglas del “resolver” en la mayor de las Antillas. Para seguir leyendo…
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