Muchos autores cubanos de 32 años tienen por lo general varios libros publicados en las editoriales del país, pero se desconocen muchas obras de los dramaturgos mayores, sobre todo, los despreocupados por el destino de sus piezas. No existe diferencia entre el aprendiz y el experimentado, la edición teatral ha dado un vuelco de noventa grados (para bien) pero prodiga títulos de los más jóvenes, sin reparar demasiado en el pasado. Una excepción es Héctor Quintero: un comediógrafo sin arrepentimientos, de Carlos Espinosa Domínguez en el que Quintero, pausado y apacible, ¿sentado en la comadrita de su casa del Cerro?, entorno un poco kitsch como el de sus obras, conversa con el entrevistador sobre sus inicios, su concepto del teatro y las etapas de su trayectoria. Para seguir leyendo…
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