Una de las principales diferencias entre el racismo revolucionario y el tradicional es que mientras el segundo hace todo lo posible por conservar y justificar las desigualdades, el primero, el revolucionario, pretende eliminar las desigualdades por el procedimiento expedito de prohibir que se mencionen. El racismo “revolucionario” se empeñará incluso en eliminar cualquier modo oficial de discriminación pero a continuación las “minorías” hasta entonces discriminadas deberán delegar su capacidad de reclamo en la vanguardia “revolucionaria”… Para seguir leyendo…
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