Es sabido que Diego y su familia estuvieron a punto de exiliarse en 1962. En una carta fechada 16 de diciembre de 1961, Cintio Vitier le escribe a Eugenio Florit: “Eliseo sigue en sus gestiones y no sería nada raro que pronto lo tengan por allá con toda su tribu” (Florit). En Informe contra mí mismo, Eliseo Alberto confirma que su padre tenía comprados los pasajes para abandonar el país con su familia el 4 de junio de 1962, pero que a última hora, “por razones estrictamente personales,” decidió no hacerlo. Y no obstante Diego llegó a conocer el exilio, con el agravante que lo conoció en su propio país, pues vive en una ciudad ajena en la que enfrenta desafíos como los que enfrentan los desterrados: inventarse un quehacer, usar un idioma que no entiende, aceptar la indiferencia o el desprecio de los que lo rodean. El primer verso del último “Discurso” de En la Calzada de Jesús del Monte: “Oigamos, calle mía, el golpe de tu abrazo fuerte.” En Inventario de asombros la calle ya no es suya, y el abrazo ha degenerado en empellones, empujones, porrazos. Para seguir leyendo…
Responder