No era difícil suponer que el castrismo, por el modo como llegó a ser el reflejo de la práctica política que se acomodaba a la personalidad de Fidel Castro, debía entrar en una profunda crisis con su salida del poder. Aunque esta salida no se produjo por su fallecimiento y al frente de la nación fue puesto su hermano Raúl Castro, lo que ha permitido al modelo una larga agonía, el desmejoramiento del diseño no tardó en aparecer. El tardocastrismo es este largo ocaso. Para seguir leyendo…
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