Buena conversa con JavierL. Mora: «Conocí al párroco Mora a la salida del estadio. Industriales había vapuleado a los borrachos de Santiago y estábamos cabrones. El flaco profería ofensas contra Vargas y el Estado. Aún no lucía el espendrú ni se había retirado al Vaticano. Vivía en las favelas de la Morro’s Old Way. Pensé que podía convertirse en un neoGaztelu, un curita que lograra mitigar nuestro churre literario. ¿Así fue? Nada de eso. El tipo resultó demasiado mundano. Se obstinó en estudiar filología y en cogerse a cuanta lola le pasara por el lado. Hará par de años publicó su primer libelo: Examen de los institutos civiles. Para hablar con él sobre poesía y otros entresijos literarios, me lancé a su cubil, ubicado en Portuondo, cuartel general de los pringados…»
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