Como en todos sus libros, la prosa de Jorge Mañach emerge serena, cuidada, alejada del didactismo, propósito que se empeña en evadir y cumple con acierto. Todos estos artículos brotan con “la perenne lucidez” que distinguió su obra (…). Solo de Espejo de paciencia a Heredia cubre este Perfil de nuestras letras, pero sus páginas son suficientes para volver, una vez más y casi desde el encanto de lo inédito, a sus lecciones, devueltas gracias al esfuerzo, que nunca tiene fronteras, de Carlos Espinosa Domínguez. Para seguir leyendo…
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