“Una vez visité el taller de un famoso escultor”, cuenta Dovlátov en La maleta, “por los rincones se veían sus trabajos inconclusos. Reconocí fácilmente a Yuri Gagarin, Mayakovski, Fidel Castro. Los observé y me quedé de una pieza: todos estaban desnudos. Totalmente desnudos. Con traseros bien esculpidos, órganos sexuales y musculatura en relieve. Para seguir leyendo…
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