Recuerda Abilio Estévez: “Virgilio siempre estaba marcando las diferencias entre Lezama y él. Se burlaba de que el otro se creía un pontífice y recibía en su casa como un papa recibe a sus cardenales. Creo que se preocupaba por hacer todo lo contrario a lo que Lezama hacía”. La maledicencia de esta rivalidad les llevó hasta el cómico punto de caerse a puños durante un encuentro en el Lyceum de la Habana en junio de 1943. Para seguir leyendo…
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