¿Qué hace el Gobierno cubano ante una situación límite “jugando con los soldaditos de plomo”? Para los propios gestores, estos despilfarros no tienen otra función real que el juego de símbolos. Hacia el interior, para desviar la atención sobre la incompetencia económica del Gobierno y un símbolo de intimidación contra la ciudadanía, hacia el exterior, mostrar una ausente capacidad defensiva que, además, no hace falta. Cuba no tiene ninguna amenaza militar exterior desde la Crisis de los misiles. La política de persuasión es una farsa. Para seguir leyendo…
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