La corrupción en la Isla es un estilo de vida. Es muy raro que un bodeguero o carnicero no le robe al cliente en la pesa, que un trabajador en un centro de elaboración de alimentos no cargue en su mochila con varios kilogramos de aceite, queso o jamón, o que un inspector no se deje sobornar por un usuario cuando es pillado infringiendo la ley. Para seguir leyendo…
Responder