Javier Lara Bayón: Interviú a Lillian Guerra / ‘El balance de Castro en el poder no ha sido positivo para el pueblo’

«La vida política de Fidel Castro se puede considerar una manipulación constante de las emociones del pueblo y de la necesidad de ver cumplida su lucha por la soberanía nacional, y de la imagen creada (y orquestada en los siguientes años por el Estado) de una masa unida de millones de personas dispuestas a justificar cualquier medida a costo de sus propias libertades.
Cuando triunfa la Revolución, Castro designa a Manuel Urrutia como presidente, que, a su vez, nombra a José Miró Cardona primer ministro. Sin embargo, este renuncia en febrero y en su lugar Castro entra formalmente al nuevo gobierno revolucionario. Desde ese momento hasta 2006 no abandonó el poder.»
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