Carlotta Boettcher era apenas una adolescente cuando abandonó la Isla en 1960. Hasta entonces, había vivido la Cuba rural de los 40 y 50 junto a su padre, un empresario alemán especializado en el desarrollo de la producción comercial de la agricultura y la pesca, cuyo trabajo le obligaba a moverse de un extremo a otro del país . Sus recuerdos de Cuba los asocia a fincas, campesinos y alguna que otra imagen de La Habana. Con la llegada de Fidel en el 59, su familia emigra a la Florida y un tiempo después Carlotta se traslada a Madrid para estudiar. Para seguir leyendo…
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