El arrepentimiento es perfectamente inútil. No hay banalidad del Mal, sino solo de su secuela, el arrepentimiento. Todo aquello de lo que no nos habíamos percatado en el momento de delirio, aparece con claridad meridiana en la hora de arrepentirnos. Alcides dice que, en cualquier época, solo un grupito de personas, una minoría, se entrega a la lucha contra el Mal, y da como ejemplo la banda de facinerosos de la guerrilla antibatistiana, el puñado de hombres y mujeres que ascendieron a la sierra. Para seguir leyendo…
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