Mis tatuajes son un asunto muy personal. En mi novela “Las analfabetas” explico ese asunto en más de una página. Cada uno de ellos representa lugares o momentos muy intensos, al menos para mí. A veces significan más de lo que yo imagino, a veces menos. Mientras respondo esta pregunta, mi vanidad infantil me lleva a pensar que ninguna escritora tiene, como yo, una zorra con una gallina muerta en la mano. Yo tengo eso. Y se siente agradable. Para seguir leyendo…
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