A favor o en contra del buen vecino Carlos Varela, Los Aldeanos no intelectualizaban la realidad. Quizás no leían a Dylan Thomas ni admiraban La conjurade los necios. Soltaban palabrotas y se cagaban en cuánto tenían que cagarse. Desafiaban a la grosería con la agresividad de su léxico habitual. Su poesía esposada describía “La Habana de politiqueros, pingueros y putas, porque solo dando el culo la extrañas o la disfrutas”. Para seguir leyendo… 😉
Responder