«Al tercer día de mi viaje estaba constantemente en el inodoro, yendo y viniendo. No podía comer en absoluto, perdí el apetito por completo. Terminé con sueros porque estaba realmente deshidratado. Mi temperatura subió a 41 grados. Los médicos incluso me dijeron que si no me bajaba la temperatura tendría que ser trasladado al hospital», relató el turista. Para seguir leyendo…
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