Luego de mi exaltación frente a la policía y agentes de la Seguridad del Estado, cuando trataban de impedir que se estrenara mi obra Los Enemigos del Pueblo – digo trataban, porque, a pesar del dolor de tener que despedir a los invitados, la función tuvo lugar para las únicas dos personas que habían logrado entrar. Lo cierto es que ahora todos me aconsejan que me tranquilice, y para ello me consuelan con esa manida frase: “No vas a arreglar el mundo”. Para seguir leyendo…
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