Ibrahim Miranda es probablemente el único gran monstruo mítico con que cuenta actualmente el arte cubano, tan lleno de animales domésticos (o domesticados) y pececitos de colores brillantes nadando en sus peceras. Se trata ni más ni menos que de un habitante de las oscuridades oceánicas, un hijo legítimo de Tritón, un Kraken, el gigantesco calamar de la mitología noruega que cada cierto tiempo aparece en la superficie bufando y vomitando tinta y sangre para mostrarnos la verdadera imagen de los abismos, de los fosos… Para seguir leyendo…
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