«Para mí hay dos trampas en pensar Cuba en la actualidad. Una de ellas es geográfica. Esa trampa asume que el país termina en las fronteras de la isla y que el cubano que se va deja de ser cubano. Por supuesto, existen gradaciones en el tratamiento de este punto. Está quien sostiene que el que se va pierde toda cubanía. Otros piensan que el que parte pierde algo de esa identidad. De cualquier manera hay una desconfianza en la condición nacional (…). Existe otra muy sostenida en el exilio, por cierto, que consiste en pensar que Cuba termina en 1959 y que lo que vivimos a partir de entonces es un limbo entre el final del capitalismo cubano y el capitalismo que vuelve después de un largo paréntesis. Yo me opongo a las dos…» Para seguir leyendo…
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