Creo que sería mucho mejor visto que estas iglesias Evangélicas dedicaran más tiempo al activismo social, y en vez de estar pensando en realizar marchas en contra del movimiento LGTBIQ, brinden ayuda en las escuelas con sanos proyectos que sirvan para proteger a niños y niñas con problemas de aceptación, que sufren maltratos, como los sufrí yo en carne propia, cuando durante parte de mi niñez y juventud, fui rechazado y humillado por alumnos y profesores, por ser un hijo de Dios diferente. Para seguir leyendo…
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