Mariela Castro ha tratado de minimizar el alcance y dimensión de las UMAP en la historia de la Revolución Cubana. Prometió, incluso, una investigación sobre este tema; todavía la estamos esperando. Desde entonces, la directora del CENESEX ha dicho en cuanto foro se presenta o en las entrevistas que concede, que las UMAP constituyeron un error aislado y que no fueron en modo alguno campos de trabajo forzado. Mariela no es la única en este empeño, otros comisarios culturales están tratando también de reproducir y exportar esta versión. Si estos discursos logran asentarse, puede que en un futuro no muy lejano, veamos a las UMAP representadas en los manuales escolares y en la esfera pública como simples campamentos de verano. Para seguir leyendo…
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