Diez años no son nada. Basta volver la mirada una década atrás para caer en cuenta de ello. Salvo un par de detalles, en cierto modo, determinantes, nuestro circuito artístico pareciera intacto en más de una forma, como reposando en la pulcritud de un museo. Encontrar, entonces, una exposición que remite a un evento pasado, que da cuenta de cierta circularidad y autoconciencia en nuestros artistas, nos obliga a revisar los antecedentes. Para seguir leyendo…
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