He terminado por convencerme de que Bayamo está ahí, en mi subconsciente primero, en mi imaginario después… Si tomo en cuenta que Perucho Figueredo y mi bisabuela eran primos, pues entonces, tengo a Bayamo en la sangre. No es de extrañar que esté en muchos lugares de mi cabeza. Cuando pinto solo disfruto, lo otro lo ponen los espectadores y me parece muy bien así. Para seguir leyendo…
Responder