Salvador Redonet Cook era cualquier cosa menos un académico típico. Su amiga y colega Margarita Mateo ha contado sobre su regocijo cuando alguien se alarmó porque él hubiera citado la letra de una canción popular en un análisis de la cuentística cubana y lo acusó de «mezclar la semiótica con la chancleta». El humilde doctor Redonet no se avergonzaba de vivir en Buena Vista. Para seguir leyendo…
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