Como parte de su generación, Lázaro Saavedra ha encauzado su praxis artística a través de un marcado interés por el arte como lenguaje. Si nos amparamos en las dos funciones que Lotman señala como inherentes al lenguaje en el sistema de la cultura, destacará una expresamente comunicativa y otra que permite generar nuevos sentidos a partir del texto. La primera resulta clara en cuanto a su utilidad práctica, la de transmitir un mensaje presuponiendo que su destinatario posea los códigos empleados por el emisor en su construcción. La estructura del mensaje debe carecer de una polisemia que comprometa el acto de la comunicación. En la segunda, por su parte, radica la clave referencial continuamente revisitada en la obra de Saavedra. Se trata de una fuerza expansiva que experimenta el texto en virtud de las múltiples esferas que potencialmente este puede abarcar en el acto de recepción. Para seguir leyendo…
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