Hace unos días, el defenestrado diplomático cubano Ricardo Alarcón Quesada reapareció en La Habana en un foro público sobre la entrada en vigor del Título III de la Ley Helms-Burton, donde llamó «ladrones» a los cientos de miles de ciudadanos cubanos que eran dueños de propiedades privadas (grandes, medianas y pequeñas) en la Cuba prerrevolucionaria, cuyos bienes fueron confiscados por el régimen castrista en la década del 60, erradicando al capitalismo (de entonces) en la Isla. Para seguir leyendo…
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