No me quedan dudas que quienes me amenazan de muerte, son aquellos que de manera mezquina temen a la suya propia. Sin embargo, no temo, porque en mi caso sí valdrá la pena. Si muero no seré olvidada ni odiada. No se le pueden dar las herramientas a un ser humano, mostrándole el camino del bien, para luego negarle la posibilidad de su propio mejoramiento y el de su sociedad. Para seguir leyendo…
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