Ponte insiste en no traicionarse demasiado. Ser un “poeta-mafioso” leal a su causa es una virtud para respetar. Ponte ensaya y reconfigura la escena del patriota invisible, rodeado de espectros que lo acosan, cuando le susurra al viento: “No puede haber perdón cuando no ha habido justicia”. A recalcitrantes nacidos en Cuba como los estigmatizados Maldito Menéndez, Gorki Águila o Boris Larramendi, les sobran razones para actuar con poses anárquicas. Para seguir leyendo…
Responder