Severo Sarduy: Paz en Oriente

Archivo | Autores | 2 de diciembre de 2019

Debo a Octavio Paz el regalo más extraordinario que alguien puede hacer: la India. Sin sus palabras y sin sus textos quizás nunca hubiera ido. O hubiera ido como va todo el mundo: atento a lo más exterior. Ya que la India no es sólo un continente, es también un enigma, a veces un acertijo, un constante desafío a la percepción —y a la vida— cuya solución se presenta al «bárbaro en el Asia», como una urgencia. En París, creo que trabajaba por entonces sobre Duchamp, Paz me habló de la Diosa, incluso de una de sus metáforas vivas, que por entonces recorría la India distribuyendo naranjas y adjetivos. Para seguir leyendo…