Yo no quiero hablar de arte. A Luis Manuel, luego de múltiples detenciones arbitrarias en los últimos meses, lo han acusado infundadamente y encarcelado, y eso debería ser razón suficiente para borrar la palabra “arte” de cualquier discusión, sobre todo en Cuba, paraíso del cinismo. Siempre aparece el incólume que invoca las buenas y nobles formas y pide que paremos de compartir fotos del mismo hombre (gesto mínimo al cual tampoco se atreven los puristas y académicos susurrantes). El arte en Cuba últimamente invoca a severos guardianes de la estética, a compañeros del Consejo, viejitos y damas con carnet de la UNEAC. Para seguir leyendo…
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