Amaury Pérez Vidal, quien un día confesó delante de mi que su mayor deseo era ser “el Barry Manilow cubano”, y quien todavía goza del favor oficial, con su programa de televisión y su amistad con el exministro y ahora presidente de la Casa de las Américas Abel Prieto, quiere presentarse como el más atrevido, el más contestatario y como otro que sufrió censura entonces. Pero parece que pensó que se había pasado de rosca y en un momento determinado aclara que eso fue obra de “la gente de la UJC de entonces”. Frank Fernández, gran pianista, da asco cuando se vuelve defensivo ante las preguntas de los realizadores y comienza a justificar lo sucedido y acusar a la víctima como culpable de su destino. Para seguir leyendo…
Responder