En cuanto al desarrollo del fenómeno del “turismo político” en Europa del Este, poco después de la Revolución Rusa, muchos intelectuales occidentales anhelaban ver con sus propios ojos aquella tierra “donde el mañana ya es ayer” y manifestar así su solidaridad con el régimen comunista. Algunos de ellos reflejaban sus experiencias en testimonios escritos. Entre los primeros, figura el reportaje famoso del estadounidense John Reed Diez días que estremecieron al mundo (1919), una descripción cruda de la atmósfera de los acontecimientos revolucionarios. Diario de Moscú (1927) de Walter Benjamin es un típico ejemplo de la simpatía que mostraban los intelectuales occidentales por la Unión Soviética. Para seguir leyendo…
Responder