Lo políticamente correcto, en 1959, ¿no era el anticomunismo de Bohemia, un programa de reformas que no alterara en su raíz el régimen burgués de propiedad privada? El éxito de Castro fue convertir lo políticamente incorrecto, el comunismo, en un valor. En la campaña contra la prensa libre, desde Revolución y Hoy, esta fue demonizada como “enemigo del pueblo”. Las coletillas que por algunos meses precedieron el cierre de los periódicos privados no tenían autor; era la voz del pueblo, la voz anónima del nuevo soberano frente a las voces distintas, autorizadas, de los doctores, políticos y letrados de la República. Para seguir leyendo…
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