El meme, como vehículo infrapolítico, no debe conducir necesariamente a una movilización para que sea efectivo; como expresión cultural se convierte en fuente de procesos que, implícita o explícitamente, buscan redefinir el poder social. La apertura del ‘auditorio’ ante sus enunciados, y los niveles de generalidad, referentes a la invocación de valores o principios generales del bien común, logran cumplimentar gran parte del sustrato movilizador cuando alcanzan, confirman o modifican, incluso en pequeños gestos idiosincráticos, la conciencia política de sus receptores. La emergencia para la gente común, de percepciones de justicia social, proporciona el terreno sobre el cual puede desarrollarse una crítica social. Para seguir leyendo…
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